Cada vez que tus labios pronuncian una oración, es gran motivo de pensar que bien vale la pena seguir caminando, cada vez que tu alabanza sale del corazón llegando a Dios, es hermoso creer que hay que seguir adelante, cuando el mensaje de la palabra leída en la Biblia te hace reír o llorar, si las palabras del hermano te hacen sentir identificado, al oírte cantar cada vez con más firmeza y entusiasmo, mirarte llegar con esa decisión solo tuya atendiendo el llamado, saber que alguien o todos tus hermanos de comunidad ya son tus amigos, escucharte decir perdón, gracias, te pido, ayúdame a cambiar, ya lo hice, es una y mil razones del porque Guerreros de Cristo sigue en pie, porque si bien es cierto que Dios nos ha mantenido vigentes, también lo es que por esas y muchas otras razones habemos quienes continuamos creyendo y luchando cada semana por continuar, por decir sí se puede.
Al conocer el testimonio de la vocación de Alan, Emmanuel y Cristy, al ver como cuando queremos podemos hacer muchas cosas e incluso al desanimarnos con la apatía algunas veces demostrada, nos llenamos de esa energía que nos impulsa a seguir buscando más, a no dejarnos vencer, por qué ser guerrero significa continuar en la lucha hasta el último momento en las batallas que la vida nos plantea constantemente.
Y es de verdad, vale la pena ser guerrero cuando el mundo está lleno de injusticia, de situaciones críticas, cuando muchos jóvenes se dedican a todo menos a orar. Vale la pena si descubrimos que esa oración en comunidad ha cambiado la vida de todos nosotros, si estamos conscientes de que somos la base de muchos otros y que no importa cuánto tiempo hayan asistido los que ya no llegan, algo se han llevado consigo, y los que aún llegamos tenemos un privilegio, un tiempo con Dios y para él, una oportunidad de crecer no solo por fuera sino también por dentro, adquirimos la tarea enorme de seguir con este sueño que hace once años se forjo y hoy sigue siendo una realidad con muchos o pocos, pero es un regalo el cual podemos vivir. Cuantos quisieran poder tener por lo menos un momento de oración como el que nosotros tenemos.
Hoy vale la pena decir soy Guerrero de Cristo, reflexionar que tan guerrero soy, el que recibe la palabra y la lleva a su vida o el que la olvida después de recibirla, o el que solo busca socializar, o el que asiste por cumplir o el que se compromete, el que desea encontrarse con Dios en la oración, el que se siente fielmente convencido de seguir caminando, de no dejarse vencer, de tomar la espada y el escudo y pedirle al Espíritu Santo que nos sumerja y nos haga cada vez mejores.
Es bueno felicitarnos, sì es cierto, porque bien ha valido la pena llegar hasta aquí, pero más que un felicidades es momento de cuestionarnos ¿qué más falta por hacer?, ¿que sigue ahora?, ¿cuál es nuestra meta? ,es tiempo de entrar en acción, ¡vamos hacia adelante!, es momento de preguntarnos ¿ vale la pena ser guerrero?
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