miércoles, 5 de septiembre de 2012

UN GUERRERO SIN MISIÓN


¿Qué sería de un Guerrero sin una batalla, sin una Misión por qué pelear? ¿No sería acaso como una espada sin filo, como un barco sin timón, o más aun como dice la Escritura, como sal que ha perdido su sabor?

Y es que parece una contradicción que eso pudiera pasar, sin embargo quien esto escribe da testimonio de que puede suceder.

En más de una ocasión así fue y una de ellas aconteció así: Corría el mes de octubre del 2010, cuando a raíz de varios conflictos emocionales y situaciones desalentadoras, me encontraba moralmente exhausto y emocionalmente quebrado. Los días y las noches pasaban para mí sin pena ni gloria, de manera puramente rutinaria. Se acercaba la tradicional celebración del Día de Muertos y empecé a preguntarme sobre el significado de la muerte y de que habría después de la misma. No recuerdo haber tenido dudas al respecto con anterioridad, al menos no serias, sin embargo pensamientos oscuros y subversivos comenzaron a penetrar a través de la armadura desgastada, escurriéndose a mi interior por las heridas aun abiertas…

-          Y ¿Qué pasa si al morir no hay más nada?...
-          No, eso no puede ser, yo se muy bien que la muerte no es el final de todo…
-          ¿Estas seguro?... ¿Qué tal si…? Volvía a susurrar la insidiosa voz en mi interior

Una noche, sumido en esas y otras inquietantes interrogantes, me quede dormido y tuve un sueño, uno que parecía no serlo: En él, me encontré con Manuel un buen amigo que había fallecido en circunstancias lamentables pocos años antes. Se encontraba en el interior de un antiguo monasterio y vestía un austero hábito propio de algunos monjes… lo cual me intrigó, puesto que en vida, aunque fue una buena persona, en realidad no era muy apegado a la Iglesia. Pero además de la vestimenta lo que más me llamó la atención fue su semblante sereno y apacible.
Consciente de que mi amigo ya había pasado por el trance de la muerte, le pregunté que si en realidad había vida después de la muerte. Él con tono pausado y tranquilo me dijo: No te preocupes ahora por eso, OCÚPATE por el SERVICIO a los demás
Desperté con una nueva inquietud, pero en esta ocasión era una realmente positiva… ¿servicio a los demás?... Por supuesto que es lo mismo que el Divino Maestro e incontables santos nos prescribieron desde antaño, pero por alguna razón, enredado en mis propias preocupaciones y abrumado por mis conflictos internos, lo había olvidado.
A los pocos días, tuve oportunidad de platicar con Ivonne, la hermana de mi amigo fallecido, a quien también conozco y aprecio de hace muchos años y por supuesto le conté con lujo de detalle el asombroso sueño que había tenido. A medida que le iba relatando lo acontecido, sus ojos iban llenándose de lágrimas… seguro que ya metí la pata recordándole a su hermano, pensé. Sin embargo ella me dijo: “no lloro por eso, lo que sucede es que le he pedido fervientemente a Dios alguna señal de que mi hermano esta bien allá, donde esta ahora…”
Puede haber varias explicaciones para lo sucedido: sugestión, coincidencia, etc. Pero en lo personal pienso que Dios Nuestro Señor, en su infinita Sabiduría y Misericordia, se valió de ese sueño para dar respuesta a un alma angustiada y para recordarle el camino correcto a otra alma extraviada…
Ah pero ese solo es el principio de la historia, porque ¿de que manera iba yo a dar cumplimiento, de manera CONCRETA, a esa inquietud? Eso, es material para otra entrega…


Por David Mora Arce

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