La ceniza nos recuerda y nos hace presente que somos mortales, que en está vida estamos de paso, somos débiles y que de todo lo que podamos ser aquí en la tierra solo quedará polvo de ceniza. Por medio de la ceniza se nos pide que vivamos con humildad.
La ceniza se hace con las palmas bendecidas el domingo de Ramos del año anterior, para enseñarnos que: lo que entonces fue gloria y victoria, ahora es ceniza, muerte. Dios al hacerse hombre, quiso pasar por donde nosotros tenemos que pasar. El domingo de Ramos fue aclamado como Mesías. El viernes estaba muerto. Nosotros para pasar de está vida a la eterna, no solo tenemos que morir físicamente, sino que tenemos que morir a la maldad, al egoísmo.
Para el cristiano, no hay paso a la vida eterna, es decir, no hay resurrección, si antes no ha habido, además de su muerte física, la muerte espiritual [ ] de su maldad. Para el cristiano no hay resurrección sin muerte, pero no hay muerte sin resurrección. Esto, muchos no lo saben o no quieren saber. Pero esto es una de las cosas que nos hace diferentes de los que no son seguidores de Jesucristo.
La ceniza significa que tenemos que cambiar. Tenemos pues, que hacer penitencia y cambiar de forma de vida. Representa al arrepentimiento que sentimos por el pecado que hay en nosotros, la tristeza y dificultad que nos causa tener que morir a nuestra maldad. Representa también nuestro deseo de liberación del mal que nos oprime. Expresa nuestro deseo de convertirnos y de luchar por liberarnos del egoísmo e injusticias sociales.
La ceniza simboliza que estamos dispuestos a hacer los esfuerzos necesarios para lograr la liberación de la esclavitud del pecado, esta liberación es la salvación. Es una liberación que nadie puede lograr con sus solos esfuerzos. Por eso dice Jesús “Sin mi, no pueden hacer nada que les valga para el Reino de Dios”. Por eso en Cuaresma se nos pide hagamos alguna penitencia.
La ceniza significa que estamos dispuestos a vivir la muerte y la resurrección de Jesús en nuestra propia persona. Con el signo de la ceniza estamos empezando el camino de la Pascua de Jesús, es decir morir para la vida, morimos al pecado, nos esforzamos para rechazar la maldad que podamos hacer, para vivir como El quiere que vivamos. La ceniza es una oración, nuestros hechos hablan mas fuerte que nuestras palabras, es un testimonio silencioso. La cruz de ceniza en la frente les dice a todos nuestro compromiso de conversión, no es una simple tradición y costumbre, es un acto consciente, libre y debe ser el inicio de un arrepentimiento que nos lleve a una conversión.
Texto apoyado en el Publicado en febrero de 2005 por el Decanato de María Reina, glosado por el P. Manuel Clavé S. J
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