martes, 1 de noviembre de 2011

SU NOMBRE ES MARIA

Ella ha marcado nuestras vidas desde siempre, nos ha adoptado como hijos mucho antes de nuestra propia existencia, su ejemplo de amor, servicio y sencillez nos han inspirado a seguirla, a venerarla, pero sobre todo su obediencia y fidelidad a la voluntad de Dios nos han hecho mirarla como Madre de Jesús y al mismo tiempo nuestra. Su presencia es tangible en todo el mundo, muchos no la conocen o se niegan a conocerla, pero millones más creemos en ella y la sentimos nuestra, porque acudimos a su intervención para nuestras necesidades ante Dios, porque somos testigos de su protección y amor constante a nosotros. Su nombre es María.
¿Quién de nosotros no ha sido testigo de sus bendiciones? ¿Quién le ha pedido algo que no le conceda, que no le haya escuchado o que no le haya ayudado? María es por excelencia madre de bondad, fuente de misericordia para todos nosotros, a quien podemos acudir siempre sin importar quienes somos, por eso le dijo a Juan Diego: ”Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre”. Ella es nuestra esperanza, nuestra paz, nuestra fuerza en los momentos de angustia, nuestra templanza en la prueba, la siempre inmaculada, la dulzura de la vida, quien conoce nuestro interior y nos acerca a la Trinidad; quien comparte nuestras lagrimas y risas, nuestra confidente, quien espera paciente, a quien preocupa nuestra salvación, por eso se aparece en muchos lugares para que otros crean, para recodar que algo estamos haciendo mal y aún es momento de cambiarlo. Ella vive entre nosotros y nos espera en el cielo.
Con motivo del festejo de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos, he tomado un fragmento muy interesante del libro “Devocionario de la Virgen” de la editorial Océano(2005), en el cual se le rinde un homenaje a nuestra madre y se habla de algunos datos poco conocidos acerca de los padres de María y como fue concebida por su madre, respecto a su vida nos dice:
“Sobre el nacimiento, infancia y juventud de la Virgen María, Lucas solo nos presenta la visita del Ángel Gabriel, pero en los libros apócrifos tales como el Protoevagelio de Santiago y el evangelio del Pseudo-Mateo , pero especialmente del libro de la Natividad María(el nacimiento de María), que se considera de un autor medieval, que sintetizó, pulió y retoco los datos de los apócrifos.
Joaquín y Ana los padres de María, eran descendientes de la nobleza más elevada de su pueblo, la casa de David; Joaquín era de Nazaret, y Ana de Belén pero al casarse se mudaron a Sèforis a una propiedad de Joaquín  a cuatro horas de Nazaret. Los dos esposos llevaban una vida recatada y santa, siempre dispuestos a dar limosnas y a socorrer a los necesitados, pero luego de veinte años de matrimonio Ana seguía estéril.
Cuenta la tradición que un día Joaquín subió a Jerusalén junto con unos paisanos a ofrecer un sacrificio con motivo de la Fiesta de la Dedicación del Templo, pero cuando se adelanto con su ofrenda un sacerdote escriba llamado Rubén, lo rechazo, reclamándole públicamente su esterilidad entre los varones prolíficos, diciéndole que sus ofrendas no eran agradables a Dios y que por esa razón era no había tenido descendencia.
Joaquín herido en sus sentimientos, no quiso regresar a casa y se fue por los montes con sus rebaños y sus pastores, vagando varios meses, suplicando día y noche la misericordia de Dios. Ana además de su condición estéril, ahora era viuda e igualmente rogaba a Dios continuamente que se apiadara de ella.
Como a los cinco meses un ángel se le apareció a Ana y le dijo:”Ana, Ana el Señor a  escuchado tus suplicas, concebirás y darás a luz, y de tu prole se hablará en todo el mundo”. Respondió Ana :”Vive el Señor mi Dios, que si llego a tener algún fruto de bendición , sea niño o niña, lo llevare como ofrenda al Señor y estará a su servicio todos los días de su vida”. El Ángel se le apareció también a Joaquín y le dijo:”Joaquín, Joaquín el Señor ha escuchado tus suplicas; vete  s tu casa que Ana va a concebir en su seno”.
Fue así como los dos esposos se reunieron y Ana quedó embarazada y dio a luz a una niña que le pusieron el nombre de Miryam, del griego, registrado como Mariam, conocido como María”.
Y así vino al mundo la mujer que Dios preparo para ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, quien aplastaría la cabeza del demonio y continua luchando contra el mal y protegiéndonos hasta nuestros días, su nombre es María.

Graciela Gómez

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