Sacramento de vida eterna es la
Eucaristía, honor y gloria es reconocer que Jesús siendo Hijo de Dios
sacrificara su vida por el perdón de nuestros pecados, haciéndose ofrenda en el
altar, él con toda su grandeza y poder, el Señor, Rey del universo, se hace
pequeño y presente en un trocito de pan para que comamos su cuerpo y bebamos su sangre,
haciéndonos participes de su vida eterna. La Eucaristía es “fuente y culmen de
toda la vida cristiana” (CIC 1324) contiene todo el bien espiritual de la
Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua.
Dios nos quiere salvar desde el principio, desde
nuestra creación, él nos da la vida y busca nuestra plenitud. Salvar, desde
Dios, no significa que nos libera del mal, si no que nos quiere comunicar su
propia vida, quiere participemos de lo mismo que es El; Dios quiere salvar al
hombre en cuerpo y alma, de manera individual y en comunidad, salva a su
pueblo. Dios nos comunica su vida, nos la acrecienta, alimenta, defiende y
restaura a través de la fe(Aranda,2003, p13).
Desde la Antigua Alianza el pan y el
vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal
de reconocimiento al creador. Pero reciben una nueva significación en el
contexto del Éxodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua
conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná en el
desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios.
Finalmente el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la
fidelidad de Dios a sus promesas. El “cáliz de bendición”(1Co 10,16) al final
del banquete pascual de los judíos añade a la alegría festiva del vino, el
sentido de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén, a estas
prefiguras Jesús les da un nuevo sentido definitivo(CIC 1334).
El Padre Juan Rivas(2008) nos habla cuatro personajes
importantes que nos introducen al misterio de la Eucaristía: Aarón,
Melquisedec, Moisés y Elías. Melquisedec, sacerdote sin genealogía que aparece
en el Génesis, sale al encuentro de Abraham cuando este regresa después del
triunfo contra sus enemigos llevando una ofrenda de pan y vino a Yavhè:
- Gn 14, 17-20: “Cuando Abràn regresaba de vencer a Codorlaomer y sus aliados, el rey de Sodoma le salió al encuentro en el valle de Save, el valle del rey. Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, le ofreció pan y vino, y lo bendijo diciendo: Que el Dios Altísimo que hizo el cielo y la tierra, bendiga a Abran. Bendito sea el Dios Altísimo que te ha dado la victoria sobre tus enemigos”.
Con Aarón comienza el linaje
sacerdotal por designio de Yavhè , en el judaísmo nadie puede ser sacerdote
sino desciende de Aarón, ellos eran los encargados de celebrar las
ceremonias, los sacrificios y
holocaustos, purificando al pueblo de sus pecados rociándolo con la sangre del
cordero. Moisés clama a Yavhè por el hambre del pueblo de Israel y Dios les da
el maná, el pan bajado del cielo, que es Cristo.
- Lev 16,3-6: “Aarón entrara en el santuario con un novillo para el sacrificio de expiación y un carnero para el holocausto, se revestirá con la túnica de lino consagrada, se pondrá calzones de lino, se ceñirá con un cinturón de lino y cubrirá su cabeza con una tiara de lino. Estas son las vestiduras sagradas que se pondrá después de haberse lavado. Recibirá de la asamblea de los israelitas dos chivos para el sacrificio de expiación y un carnero para el holocausto. Aarón ofrecerá un novillo en sacrificio por su pecado, para hacer la expiación por él y por su familia”.
Cuando Elías huye porque lo quieren
matar, en el desierto se le aparece un ángel y le dice. “ come y bebe” y el
profeta se alimenta y saca fuerzas para luchar por Yavhè, su Dios y trabajar
por la salvación de las almas.
- 1Reyes19,1-8:”Ajab contó a Jezabel lo que Elías había hecho y como había pasado a filo de espada a todos los profetas de Baal. Entonces Jezabel envió a Elías este mensaje:¡Que los dioses me castiguen si mañana a esta hora estas tu tan muerto como ellos! Elías se lleno de miedo y huyó para salvar su vida. Al llegar a Berseba de Judá, dejó allí a su criado. E l se adentro por el desierto un día de camino, se sentó bajo una retama, y deseándose la muerte decía: -¡Basta, Señor ¡Quítame la vida que no soy mejor que mis antepasados. Se acostó y se quedo dormido, pero un ángel lo tocó y le dijo:-Levántate y come. Elías miró y vio a su cabecera una porción de pan cocido todavía caliente y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a dormir. De nuevo el ángel del Señor lo toco y le dijo:-Levántate y come pues te queda todavía un camino muy largo. El se levanto, comió y bebió, y con la fuerza de aquel alimento anduvo cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, la montaña de Dios.”
A lo largo del Antiguo Testamento el sacrificio del
cordero va tomando relevancia, es esencial para la purificación del pueblo y su
encuentro con Dios, era símbolo de la Pascua y verdadera Alianza.
Dentro de estos antecedentes es importante hablar de
la Pascua la cual abordaremos en siguientes
publicaciones.
Por Graciela Gómez