miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA PRESENCIA DE LA EUCARISTIA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO. 1ª. PARTE


Sacramento de vida eterna es la Eucaristía, honor y gloria es reconocer que Jesús siendo Hijo de Dios sacrificara su vida por el perdón de nuestros pecados, haciéndose ofrenda en el altar, él con toda su grandeza y poder, el Señor, Rey del universo, se hace pequeño y presente en un trocito de pan para que  comamos su cuerpo y bebamos su sangre, haciéndonos participes de su vida eterna. La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (CIC 1324) contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua.
Dios nos quiere salvar desde el principio, desde nuestra creación, él nos da la vida y busca nuestra plenitud. Salvar, desde Dios, no significa que nos libera del mal, si no que nos quiere comunicar su propia vida, quiere participemos de lo mismo que es El; Dios quiere salvar al hombre en cuerpo y alma, de manera individual y en comunidad, salva a su pueblo. Dios nos comunica su vida, nos la acrecienta, alimenta, defiende y restaura a través de la fe(Aranda,2003, p13).
Desde la Antigua Alianza el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al creador. Pero reciben una nueva significación en el contexto del Éxodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná en el desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios. Finalmente el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El “cáliz de bendición”(1Co 10,16) al final del banquete pascual de los judíos añade a la alegría festiva del vino, el sentido de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén, a estas prefiguras Jesús les da un nuevo sentido definitivo(CIC 1334).
El Padre Juan Rivas(2008) nos habla cuatro personajes importantes que nos introducen al misterio de la Eucaristía: Aarón, Melquisedec, Moisés y Elías. Melquisedec, sacerdote sin genealogía que aparece en el Génesis, sale al encuentro de Abraham cuando este regresa después del triunfo contra sus enemigos llevando una ofrenda de pan y vino a Yavhè:
  • Gn 14, 17-20: “Cuando Abràn regresaba de vencer a Codorlaomer y sus aliados, el rey de Sodoma le salió al encuentro en el valle de Save, el valle del rey. Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, le ofreció pan y vino, y lo bendijo diciendo: Que el Dios Altísimo que hizo el cielo y la tierra, bendiga a Abran. Bendito sea el Dios Altísimo que te ha dado la victoria sobre tus enemigos”.

Con Aarón comienza el linaje sacerdotal por designio de Yavhè , en el judaísmo nadie puede ser sacerdote sino desciende de Aarón, ellos eran los encargados de celebrar las ceremonias,  los sacrificios y holocaustos, purificando al pueblo de sus pecados rociándolo con la sangre del cordero. Moisés clama a Yavhè por el hambre del pueblo de Israel y Dios les da el maná, el pan bajado del cielo, que es Cristo.
  • Lev 16,3-6: “Aarón entrara en el santuario con un novillo para el sacrificio de expiación y un carnero para el holocausto, se revestirá con la túnica de lino consagrada, se pondrá calzones de lino, se ceñirá con un cinturón de lino y cubrirá su cabeza con una tiara de lino. Estas son las vestiduras sagradas que se pondrá después de haberse lavado. Recibirá de la asamblea de los israelitas dos chivos para el sacrificio de expiación y un carnero para el holocausto. Aarón ofrecerá un  novillo en sacrificio  por su pecado, para hacer la expiación por él y por su familia”.
Cuando Elías huye porque lo quieren matar, en el desierto se le aparece un ángel y le dice. “ come y bebe” y el profeta se alimenta y saca fuerzas para luchar por Yavhè, su Dios y trabajar por la salvación de las almas.
  • 1Reyes19,1-8:”Ajab contó a Jezabel lo que Elías había hecho y como había pasado a filo de espada a todos los profetas de Baal. Entonces Jezabel envió a Elías este mensaje:¡Que los dioses me castiguen si mañana a esta hora estas tu tan muerto como ellos! Elías se lleno de miedo y huyó para salvar su vida. Al llegar a Berseba de Judá, dejó allí a su criado. E l se adentro por el desierto un día de camino, se sentó bajo una retama, y deseándose la muerte decía: -¡Basta, Señor ¡Quítame la vida que no soy mejor que mis antepasados. Se acostó y se quedo dormido, pero un ángel lo tocó y le dijo:-Levántate y come. Elías miró y vio a su cabecera una porción de pan cocido todavía caliente y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a dormir. De nuevo el ángel del Señor lo toco y le dijo:-Levántate y come pues te queda todavía un camino muy largo. El se levanto, comió y bebió, y con  la fuerza de aquel alimento anduvo cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, la montaña de Dios.”

A lo largo del Antiguo Testamento el sacrificio del cordero va tomando relevancia, es esencial para la purificación del pueblo y su encuentro con Dios, era símbolo de la Pascua y verdadera Alianza.
Dentro de estos antecedentes es importante hablar de la Pascua la cual abordaremos en siguientes publicaciones.

Por Graciela Gómez

UN GUERRERO SIN MISIÓN


¿Qué sería de un Guerrero sin una batalla, sin una Misión por qué pelear? ¿No sería acaso como una espada sin filo, como un barco sin timón, o más aun como dice la Escritura, como sal que ha perdido su sabor?

Y es que parece una contradicción que eso pudiera pasar, sin embargo quien esto escribe da testimonio de que puede suceder.

En más de una ocasión así fue y una de ellas aconteció así: Corría el mes de octubre del 2010, cuando a raíz de varios conflictos emocionales y situaciones desalentadoras, me encontraba moralmente exhausto y emocionalmente quebrado. Los días y las noches pasaban para mí sin pena ni gloria, de manera puramente rutinaria. Se acercaba la tradicional celebración del Día de Muertos y empecé a preguntarme sobre el significado de la muerte y de que habría después de la misma. No recuerdo haber tenido dudas al respecto con anterioridad, al menos no serias, sin embargo pensamientos oscuros y subversivos comenzaron a penetrar a través de la armadura desgastada, escurriéndose a mi interior por las heridas aun abiertas…

-          Y ¿Qué pasa si al morir no hay más nada?...
-          No, eso no puede ser, yo se muy bien que la muerte no es el final de todo…
-          ¿Estas seguro?... ¿Qué tal si…? Volvía a susurrar la insidiosa voz en mi interior

Una noche, sumido en esas y otras inquietantes interrogantes, me quede dormido y tuve un sueño, uno que parecía no serlo: En él, me encontré con Manuel un buen amigo que había fallecido en circunstancias lamentables pocos años antes. Se encontraba en el interior de un antiguo monasterio y vestía un austero hábito propio de algunos monjes… lo cual me intrigó, puesto que en vida, aunque fue una buena persona, en realidad no era muy apegado a la Iglesia. Pero además de la vestimenta lo que más me llamó la atención fue su semblante sereno y apacible.
Consciente de que mi amigo ya había pasado por el trance de la muerte, le pregunté que si en realidad había vida después de la muerte. Él con tono pausado y tranquilo me dijo: No te preocupes ahora por eso, OCÚPATE por el SERVICIO a los demás
Desperté con una nueva inquietud, pero en esta ocasión era una realmente positiva… ¿servicio a los demás?... Por supuesto que es lo mismo que el Divino Maestro e incontables santos nos prescribieron desde antaño, pero por alguna razón, enredado en mis propias preocupaciones y abrumado por mis conflictos internos, lo había olvidado.
A los pocos días, tuve oportunidad de platicar con Ivonne, la hermana de mi amigo fallecido, a quien también conozco y aprecio de hace muchos años y por supuesto le conté con lujo de detalle el asombroso sueño que había tenido. A medida que le iba relatando lo acontecido, sus ojos iban llenándose de lágrimas… seguro que ya metí la pata recordándole a su hermano, pensé. Sin embargo ella me dijo: “no lloro por eso, lo que sucede es que le he pedido fervientemente a Dios alguna señal de que mi hermano esta bien allá, donde esta ahora…”
Puede haber varias explicaciones para lo sucedido: sugestión, coincidencia, etc. Pero en lo personal pienso que Dios Nuestro Señor, en su infinita Sabiduría y Misericordia, se valió de ese sueño para dar respuesta a un alma angustiada y para recordarle el camino correcto a otra alma extraviada…
Ah pero ese solo es el principio de la historia, porque ¿de que manera iba yo a dar cumplimiento, de manera CONCRETA, a esa inquietud? Eso, es material para otra entrega…


Por David Mora Arce

LA MUERTE DE LA CONVERSACIÒN


Acabo de conocer por internet que a la entrada de algunos restaurantes europeos les decomisan a los clientes sus teléfonos celulares. Según la nota, se trata de una corriente de personas que busca recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los "ring tones" interrumpan, ni los comensales den vueltas como gatos entre las mesas mientras hablan a gritos. La noticia me produjo envidia de la buena.
Personalmente, ya no recuerdo lo que es sostener una conversación de corrido, larga y profunda, bebiendo café o chocolate, sin que mi interlocutor me deje con la palabra en la boca, porque suena su celular.
En ocasiones es peor. Hace poco estaba en una reunión de trabajo que simplemente se disolvió porque tres de las cinco personas que estábamos en la mesa empezaron a atender sus llamadas urgentes por celular. Era un caos indescriptible de conversaciones al mismo tiempo.

Gracias al celular, la conversación se está convirtiendo en un esbozo telegráfico que no llega a ningún lado. El teléfono se ha convertido en un verdadero intruso. Cada vez es peor. Antes, la gente solía buscar un rincón para hablar. Ahora se ha perdido el pudor. Todo el mundo grita por su móvil, desde el lugar mismo en que se encuentra.

La batalla, por ejemplo, contra los conductores que manejan con una mano, mientras la otra, además de sus ojos y su cerebro se concentran en contestar el celular, parece perdida. Aunque la gente piensa que puede hablar o escribir al tiempo que se conduce, hay que estar en un accidente causado por un adicto al teléfono para darse cuenta de que no es así.


No niego las virtudes de la comunicación por celular. La velocidad, el don de la ubicuidad que produce y por supuesto, la integración que ha propiciado para muchos sectores antes al margen de la telefonía. Pero me preocupa que mientras más nos comunicamos en la distancia, menos nos hablamos cuando estamos cerca.

Me impresiona la dependencia que tenemos del teléfono. Preferimos perder la cédula profesional que el móvil, pues con frecuencia, la tarjeta sim funciona más que nuestra propia memoria. El celular más que un instrumento, parece una extensión del cuerpo, y casi nadie puede resistir la sensación de abandono y soledad cuando pasan las horas y este no suena. Por eso quizá algunos nunca lo apagan. ¡Ni en cine! He visto a más de uno contestar en voz baja para decir: "Estoy en cine, ahora te llamo".

Es algo que por más que intento, no puedo entender. También puedo percibir la sensación de desamparo que se produce en muchas personas cuando las azafatas dicen en el avión que está a punto de despegar que es hora de apagar los celulares. También he sido testigo de la inquietud que se desata cuando suena uno de los timbres más populares y todos en acto reflejo nos llevamos la mano al bolsillo o la cartera, buscando el propio aparato.

Pero de todos, los Blackberry merecen capítulo aparte.
Enajenados y autistas. Así he visto a muchos de mis colegas, absortos en el chat de este nuevo invento. La escena suele repetirse.
El Blackberry en el escritorio. Un pitido que anuncia la llegada de un mensaje, y el personaje que tengo en frente se lanza sobre el teléfono. Casi nunca pueden abstenerse de contestar de inmediato. Lo veo teclear un rato, masajear la bolita, y sonreír; luego mirarme y decir: "¿En qué íbamos?". Pero ya la conversación se ha ido al traste. No conozco a nadie que tenga Blackberry y no sea adicto a éste.
Alguien me decía que antes, en las mañanas al levantarse, su primer instinto era tomarse un buen café. Ahora su primer acto cotidiano es tomar su aparato y responder al instante todos sus mensajes. Es la tiranía de lo instantáneo, de lo simultáneo, de lo disperso, de la sobredosis de información y de la conexión con un mundo virtual que terminará acabando con el otrora delicioso placer de conversar con el otro, frente a frente.

Enviado por Adelita Malpica

lunes, 11 de junio de 2012

SENSUS ECLESIAE (2a. Parte)

Los que acusan la Iglesia de ignorancia y de ser contra la ciencia olvidan muchas cosas de la deuda que la ciencia moderna tiene con la Iglesia. Si la Iglesia fuera tan contraria a la ciencia porque siempre tienen que recurrir al mismo ejemplo del caso Galileo. Si fuera verdad su acusación deberían poder producir una venerable procesión de científicos perseguidos y quemados por la Iglesia. No, siempre el pobre Galileo, que además fue un creyente sincero con una hija monja, y que nunca sufrió más que un arresto en una cómoda villa.
Se olvidan que fue un obispo, Roberto Grosseteste, quien es la primera persona de anotar todos los pasos para realizar un experimento científico. Fue un obispo Nicolaus Stensen (1638-1686) de Dinamarca, quien estableció los principios de la geología y mineralogía moderna. Los Jesuitas, algunos de los cuales eran opositores de Galileo, fueron los primeros en medir la altura de las montañas sobre la Luna y explicar la causa de las mareas. El P. Giovanni Francesco Grimaldi (1618-1663) descubrió la difracción de la luz y el P. Rogerio Boscovich (1711-1787) es considerado el creador de la física atómica fundamental. Los jesuitas hicieron además otras importantes aportaciones a otras ciencias como las matemáticas y la medicina. Entre científicos de otras órdenes cabe mencionar al Agustiniano austriaco Gregor Mendel (1822-1884) considerado el padre de la genética. 
También habría que recordar algunos científicos laicos que eran católicos fervientes y practicantes. Louis Pasteur (1822-1895). El físico italiano Alessandro Volta (1745-1827) inventor de la pila eléctrica, era un hombre de misa y rosario diario y su colega francés André-Marc Ampére fundador de la electrodinámica, él escribió una obra de apologética intitulada “Pruebas históricas de la divinidad del Cristianismo.”
Fue en el convento dominico de San Esteban donde Fray Francisco de Vitoria puso las bases del derecho internacional a la luz del descubrimiento del nuevo mundo, defendiendo el principio que todos los hombres son igualmente libres y tienen el mismo derecho de la vida, la cultura y la propiedad. No pudieron acabar con todas las injusticias pero pusieron las bases necesarias para  establecer principios como los derechos naturales.
Los profesores ateos tan eruditos que acusan a la Iglesia de no preocuparse por las necesidades de los demás olvidan sus aportaciones a la caridad y a la educación. Olvidan por ejemplo que las primeras escuelas gratuitas de la historia fueron fundadas por San Giuseppe Calasanzio y precisamente en Roma en el año 1597. El tan liberal Jean Jacques Rousseau no tuvo reparo en abandonar a sus varios hijos ilegítimos en la puerta de un convento y no volver a preocuparse por si sobrevivieron o no.  Basta pensar que en 1847, después de medio siglo de haber   nacionalizado las propiedades de la Iglesia durante la revolución francesa, Francia tuviera un 47% menos de hospitales que en 1789.   
La Iglesia es todo esto y sin embargo todo lo que hemos dicho no toca la esencia de lo que es la Iglesia, sino consecuencia de lo que es la Iglesia. La Iglesia fomenta  la cultura porque tiene una visión integral del hombre y tiene esta visión del hombre porque Cristo ha revelado al hombre la esencia de su existencia.
Ante esta breve reseña de lo que como Iglesia hemos contruido juntos, podemos ver la importancia de reflexionar sobre nuestra fe, sobretodo ahora que el Santo Padre ha programado para el próximo año el año de la Fe. Es un don de Dios, a cincuenta años  del Concilio Vaticano II, poder valorar nuestra fe viva y renovada siempre.
¡Alabemos al Señor que se ha revelado encarnándose llamándonos a formar parte en su plan de salvación y comuniquemos esta misión a todos nuestros hermanos! 
           
Por Emmanuel Avila Romero (corresponsal en Roma)